21 de agosto de 2015

Pasando a Jornada Extendida.



Serían más o menos las 10.30hs cuando salí de la biblioteca rumbo a las aulas de afuera. Tenía que pasar por la puerta que da de la galería al patio, pero justo estaban empezando a entrar los chicos de sexto grado de la tarde para comenzar la jornada extendida.
Lógicamente me hice a un lado y los dejé pasar. Mientras miraba cómo entraban a los empujones sin ninguna necesidad, uno de ellos me llamó la atención, especialmente porque era un día caluroso:
Pantalones de jean desteñidos y medio rotos, como desflecados, sin calzar en la cintura, caídos de forma que el tiro le quedaba un poco más a media pierna, buzo con capucha, pañuelo de cuello que le tapaba la cara de manera que sólo se le veían los ojos, gorra de visera larga inclinada hacia adelante y para rematar la capucha del buzo, encima.
Lamentablemente mi cara es demasiado expresiva. Aunque no diga una palabra, se ve que se transparenta claramente lo que estoy pensando.
Y seguramente eso sucedió.
El…chiquito…, que lo seguía habrá pensado que lo miraba a él y con toda la mala forma que le fue posible me dijo:
-¿Qué me mira, eh…, qué me mira?- agregando el gesto de juntar los dedos de la mano subiéndolos y bajándolos.
- No te estoy mirando a vos. No me hables así. Miro a tu compañero porque me llamó la atención…”LO ABRIGADO QUE ESTÁ”.
¡Lo abrigado que está! ¡Noooo! Lo que me llamó la atención fue la trasposición cultural del barrio a la escuela, y el gran poder que tienen los ejemplos de los mayores de las familias, en los niños, y el poder de la escuela que NO ALCANZA para revertir los que vemos que perjudican a los chicos.
Me pregunto por qué no puede la escuela influir de la misma manera en los niños como influye el barrio y  la cultura familiar. Veo que muchas veces la preocupación política pasa por agregar más y más tiempo en la escuela, en cantidad de días y cantidad de horas. Estará buena la intención, quizá, por sacar a los niños de las calles, pero no es tampoco la solución.  Todos sabemos…, bueno, mejor dicho: todos los docentes sabemos,  que agregar más días es insostenible porque los chicos no quieren saber de más, con ese calor del verano que se viene a fin de año, que hace imposible trabajar normalmente en un aula repleta , muchas veces sin siquiera un ventilador, (porque si lo prendés, se recarga la instalación y zás, te quedás sin luz.)
Y tampoco veo factible que la solución sea poner más horas. ¿Por qué? Primera y segunda hora, da gusto trabajar en la mayoría de los casos. Tercera hora, la atención se dispersa, empiezan a discutir por cualquier cosa, ya le fue demasiado a algunos y …en la cuarta hora más de uno simplemente se niega a hacer las actividades, o da un trabajo terrible para mantenerlo quietecito para  que por lo menos deje trabajar al maestro y los compañeros. Si a esto le sumamos más horas, bueno, creo que no es necesario seguir explicando, ¿no? ¿O es que acaso en vez de tener un cartel en la puerta que diga ESCUELA deberíamos cambiarlo por otro que diga GUARDERÍA?
Sí, sí, ya sé , me salió el negativismo otra vez. Aunque sigo pensando que es sólo realismo.




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